Fuimos a conocer, y para ser medio obvios, probamos el brunch. Fui con mucha expectativa, porque cada vez que paso hay cola, y eso es algo que siempre da curiosidad ¿Será hype/moda o tendrá algo bueno? Lo fuimos a averiguar y te lo cuento.
Al llegar se percibe mucha calidez. La ambientación es linda, muy de cafetería con tonos pasteles y neutros. Se llena siempre pero las mesas son espaciosas, no te chocás con nadie. Y la música no está fuerte así que si bien hay murmullo, se puede charlar.
Estéticamente la comida está ultra cuidada, la presentación es muy esmerada y detallada.
Hay mucha gente trabajando, el personal es atento pero nadie está apurado ni te expulsa. Nos quedamos más de dos horas fácil. Son 29 personas entre la atención, la cocina y la producción.
El local es de Belén y su pareja. Los dos se dedican a la gastronomía, tienen también Pampa Picadas, catering Uapa y muchas marcas de delivery. Muy copada, se acercó a la mesa y nos contó la historia del lugar. Me llamó la atención su paz mientras el local volaba de gente.
Empezaron vendiendo postres en la pandemia. Les fue tan bien que abrieron un local chiquito, a una cuadra del actual. Hace un año se mudaron a este, que ya les quedó chico de nuevo. Ahora está pensando en abrir un segundo Brunch, o ampliarlo.
Pero vamos a lo que les interesa. La comida. Pedimos el brunch de la casa y los baos veggie que salieron primero. Estos últimos, espectaculares. La masa, el relleno. Tiene tofu, vegetales salteados en salsa teriyaki (cebolla, zanahoria, pimiento) pepino y semillas.
El brunch: primero te traen lo salado y después lo dulce. Para tomar, una botella de un litro de jugo de frutos rojos con lo salado, y dos infusiones en taza con lo dulce. Aunque el orden lo elige uno.
Trío de hummus: de garbanzo, de pimientos ahumados y de berenjena con panes artesanales. Los panes, uf, uno mejor que el otro. Con semillas, integrales, tipo al molde, de masa madre. Vienen tres potecitos para cada uno, regados con semillas y almendras fileteadas para aportarle…
Gyozas de pollo. Increíbles, muy bien preparadas y venían 6. La masa, un lujo, una cantidad de relleno que explotaban, el sabor perfecto, y venían acompañadas de una reducción de salsa de soja para mojar.
Salmón en tostón de pan negro multicereal con carbón activado, palta con queso crema, un huevo a 63 grados (se mete adentro de un film y se cocina a esa temperatura, queda redondo con la yema perfecta adentro), chips de boniato, y cebolla morada en pickle.
Un lujo, con un montón de salmón, cada ingrediente cumple una función perfecta en la boca y es gigante. Una verdadera fiesta.
Con lo dulce pedimos café. Un flat white (cortado en porteño) y uno de moka, que tenía una barra de chocolate derretida adentro. Rico. Te hacen el dibujito en la superficie de la espuma.
Torta tres leches. Muy buena. Húmeda. Es una torta poco conocida en Rosario, oriunda de México. Es una torta que lleva su trabajo elaborarla. Lo que se combina en la boca es un balance perfecto entre la acidez de la crema y la dulzura de la leche condensada. No empalaga.
Waffle dulce con frutos rojos, chantilly y ganache de frutos rojos. La base del chocolate es amargo, todos los toppings dulces caen perfecto en la boca por el contraste. Para mi gusto el waffle estaba un poquito seco. Pero overall, está bueno.
El brunch es recontra completo. Es muchísima comida y el precio es acorde a la cantidad de platos. A mi me suele gustar más lo salado en general, pero acá me pareció INCREÍBLE. Hay varias cosas asiáticas, opciones veggie. Todo de muy buena calidad.
Lo dulce, muy bueno aunque me gustaría probar otras cosas. Me quedé con ganas de algún lingote, panificación como una croissant, pero era imposible masticar algo más. Cuando salí entendí por qué siempre hay cola: se come realmente muy bien.
BRUNCH (9 de Julio y Paraguay)
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