Qué lugar infravalorado Cielito Lindo. Como local de comida mexicana tiene nivel Buenos Aires de punta a punta en toda la carta. La comida es toda buenísima, con sabor auténtico a taquería, está muy logrado. De hecho las recetas las armó un chef mexicano que trajeron. Y se nota.

Fui el jueves a probar un burrito nuevo. Se llama BIRRIA y tiene queso, carne estofada de osobuco cocida 6 horas y desmechada, con cebolla y morrón. Viene acompañado de una tacita de consomé para mojar. Potente, espeso, me pareció glorioso.

Las Flautitas de Pollo también me parecieron una cosa magnífica. Son tortillas de harina de trigo fritas, en tubito crocante como esas empanaditas chinas, rellenas de pollo sabroso con salsa roja, y bañadas en lechuga, queso y crema que le suma un toque refrescante. Gol.

Voy a destacar la ambientación porque le han puesto cabeza, es notorio. Está increíble. La estética es 100% de una taquería, con cocina a la vista y autoservicio por barra. Pero además es lindo y está impecable: desde los azulejos hasta el techo con lucecitas.




Yemi se pidió el burrito Vegan y quedó sorprendida. Viene relleno de falafel (muy bien hecho), vegetales salteados, queso de almendras, palta fileteada, pickle de cebolla morada y mucho frijol. Una opción vegana re completa, con texturas y sabores realmente ricos. Está pensada.

De entrada se pidió una cosa rara pero interesante: granos de elote (choclo) tostados con aderezo de mayonesa, jalapeño, chile en polvo, cebolla de verdeo, cilantro fresco, queso rallado y un toque de limón. Excelentemente condimentada con esa mezcla de mayo picante.

La música está perfectamente elegida -se nota que no es un playlist genérico de Spotify, sino algo curado de verdad- y eso suma mucho a la experiencia. El que fue sabe de lo que hablo. Aunque está en Pichincha, te lleva a Mexico, y no es una forma de decir.

Hay cinco salsas picantes con distintos niveles de intensidad, y te podés llevar el pomo a la mesa para ponerle a gusto. Son todas ricas: chipotle, aguacate, una de aji y cilantro, otras más chilosas. Pero les han tenido que bajar el picor para el publico rosarino. Una pena.

Tip de oro para las bebidas: obviamente venden Corona y tragos mexicanos (margarita, etc). pero por $2.900 pagás el vaso de aguas frescas y tenés refill libre de los botellones. Había una pomelada y una limonada riquísimas, ideales para bancar el picante.
