Nicolás, que tiene 73 años y es calabrés, atiende el comedor como en la vieja escuela, en la que el dueño está omnipresente. Se la pasa dando vueltas por las mesas, recibiendo a la gente, saludando, llevando pizza o empanadas cortadas mientras esperás el plato caliente.


Incluso pasó a dejarnos una bandeja de vitel toné y matambre arrollado increíble, porque en este lugar todos los días es Navidad.


«No me gusta estar en la barra leyendo el diario mientras todos trabajan, no es para mí», dice y todo lo acompaña con señas y actuaciones sentado en su oficina del fondo, con estética de los 90, llena de estampitas y hasta una foto del Papa Benedicto XVI, donde dos teléfonos fijos en los que toma las reservas no paran de sonar.


La escena parece sacada de una película de Scorsese. En la pared hay fotos familiares y otras con figuras del Poder Judicial que elegían el comedor para comer. En algunas, Nico tiene puesto chaleco y moño. Siempre sonríe de costado, con un ojo medio cerrado, como un personaje de De Niro.


Maradei nació en Italia. A los 2 años se vino a Argentina. Hasta los 20 laburaba en el Mercado de Concentración de Fisherton. Levantando cajones se hizo una hernia de disco y no pudo hacerlo más. Un primo lo llamó para cocinar en el buffet de un club de Parque Field. Con el tiempo se puso a estudiar cocina y se perfeccionó.


A un escribano que solía ir le gustó la comida, y le ofreció abrir el comedor en el Colegio, un caserón hermoso del 1900. En 1978 Nico desembarcó sin saber que se quedaría 45 años. En el medio, tuvo el del colegio de Ciencias Económicas, el del San Bartolomé (Inglés) y el de la Casa del Foro (Abogados).


El comedor de Escribanos siempre fue un lugar con reglas tácitas. No hay música, se habla en voz baja, los chicos no andan corriendo entre las mesas y no se puede usar pantalón corto. La mirada de los escribanos sobre el decoro ajeno siempre fue férrea, y se impuso en el comportamiento de los comensales. Pero Maradei dice que la etiqueta no corre más.


En 1985, tras un viaje a Italia, trajo la idea de hacer la mesa de entradas frías tipo tenedor libre. Para ese entonces, ya se había quitado el ingreso restringido a escribanos. A la gente le encantó, y ese formato nunca se fue. Hoy es la clave de que el lugar esté lleno de lunes a sábados, mediodía y noche.


El menú incluye la entrada libre, un plato principal y un postre. DATAZO: los sábados hay lechón, y lo estaban cocinando en los hornos cuando recorrimos la cocina. Mirá lo que es eso. Lo hacen con el truco de la bandeja de agua arriba.


Pero la verdad es que decidimos entrarle con todo a la mesa fría (dos veces el plato rebalsado, las buenas costumbres indican que no hay que servirse más de tres), pasar por alto el principal e ir derecho a lo dulce, porque la primera vez no llegamos.


Yo me sacrifiqué con un rogel y una mousse de chocolate blanco y negro que era un escándalo. Tuvimos privilegio: en realidad solo se puede comer uno.


Mientras terminábamos de comer, Nico atendía otra mesa de cuatro hombres grandes. Cuando se paran para irse, uno le dice «saliste en el diario, mi hijo que está en Berlín me pasó una nota». Nico nos mira con complicidad y le dice «sí, algo me enteré», haciendo con las manos el gesto de «más o menos».


Cuando se van se da vuelta, nos guiña el ojo y se sonríe. Y hace una seña con la mano, irreproducible, que nos causa mucha gracia, como diciendo «me la quieren venir a contar como si no supiera». Es como un humorista de antes, mucho gesto y pocas palabras. Y tiene un comedor donde se forma de puta madre y barato.


Los teléfonos para reserva son:
☎️0341-4266588 o 3415463013
[ROSARIO]


Gracias especiales a @nunio_ por hacerme descubrir el lugar y sacar las fotos, y al querido @roquegiordano por formar parte de esta velada. Por supuesto también a Nico por abrirnos la puerta de su tan preciado comedor. Espero que lo hayan disfrutado.


Y también agradecerle a @FAVIOJAVIERACOS que le hizo llegar mi número a Nico un día que fue a comer.


Gracias por leer. Y ya sabés. Si te gusta el contenido que hago, me podés comprar un Cafecito para ayudarme a que siga haciendo hilos. Nos vemos en la próxima: cafecito.app/nicomaggi

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