CENA POR PASOS A PUERTAS CERRADAS Y CON MARIDAJE DE LUJO
Nos invitaron a conocer Planta Baja (Laprida 549/Rosario), un lugar que ofrece un menú de 7 pasos de cocina de autor, cada uno con maridaje con un vino distinto de calidad premium, todos de Escorihuela Gascón.

Se manejan solo con reserva y los días sábado a la noche. En el lugar no entran más de 14 cubiertos. Les adelanto que fue una experiencia realmente sublime. Un proyecto en el que se nota mucho profesionalismo. Elevan la vara de la gastronomía rosarina.

Al llegar es impactante que una casa antigua que de afuera no dice mucho sea tan hermosa por dentro. Está reciclada, decorada con un estilo clásico pero con detalles de gótico moderno. Hay mucho negro, adornos dorados, frascos de boticario.

La atmósfera es increíble y muy romántica, como si entraras al bar de Rick de Casablanca. Luces tenues, focalizadas, con velas en la mesa. La atención es muy atenta. Suena música jazz. Incluso un trompetista toca algunos temas en vivo.

La recepción ya deja claro, con una mínima muestra, lo que va a venir después. Una sencilla bruschetta integral de un pan de semillas increíble con burrata y pepperoni. Riquísima. Y un gin tonic Heredero.


Empanada salteña. Jugosa, carne cortada a cuchillo. Pocos ingredientes. Efectiva. Acompañada por semillón pequeñas producciones.

Terrina de trucha y huevo poche. Un plato suave, delicado, amable en la boca pero con mucho sabor que aporta la trucha. Muy buen maridaje con un Chardonnay.
En la foto está la opción veggie, que era de hongos.

Pacú crocante, textura de boniato, humita y rúcula. Muy rico. Buenas texturas. El puré de boniato, una delicia, bien cremoso. Vino: Pinot noir.

Braseado carrero y arroz de San Javier. Suculento, de invierno, sabroso. Acompañada con un Malbec gran reserva con mucho cuerpo, como se debe.

Granita de Cynar julep con pomelo y menta. Es como un pre-postre. Esto fue lo único que no me pareció descollante, pero estaba bien. Sirve para lo que está hecho: limpiar la boca.

Espuma de flan, gota de dulce de leche y biscuit de chocolate. Espumante extra brut. Esto fue espectacular. Como una especie de torta decontruida en una copa, con pedazos de brownie en la base.

Bombón de chocolate amargo, lima y jengibre. Con un cafecito nespresso Ethiopia.

Para destacar que mi novia es veggie, avisamos y le adaptaron todo el menú a ella de forma creativa, gourmet e increíble.




La tarjeta es costosa. Pero todo, cada aspecto estuvo cuidadísimo.

Cada detalle de los platos, el concepto, la atención, el músico que acompañó la velada, la iluminación, todo fue espectacular.

Nos fuimos contentos, satisfechos y maravillados por la propuesta. Fue un placer y un lujo.

Para ir en una ocasión especial, cumpleaños o aniversario.
