Mejoró muchísimo Dashi Puerto Norte. Empezaron a producir todo en el día desde cero. Y se nota en el producto. Estos Ebi Furai estaban increíbles. Y el sushi tiene muy buen nivel. Les cuento más abajo.
Son langostinos enteros apanados en panko y fritos, con salsa agridulce de maracuyá y togarashi (mezcla de 7 especias japonesas). Son grandes y sabrosos y la salsa le aporta un sabor exótico y tropical muy copado.

La marca es de Buenos Aires, nació en el 2000. Allá hay 6 y los únicos fuera de CABA son los de Rosario y Funes. Hacen fusión japonesa y peruana: sushi, ramen, harumaki, gyozas, sashimi, nigiris, teppan y yakimeshi pero también tiraditos y ceviche.
Las Gyozas estaban bien: son empanaditas japonesas al vapor rellenas de cerdo y vegetales que se comen con palitos y se sumergen en una salsa alimonada antes de ir a la boca.

Opción veggie: Philadelphia Sushi Salad. Arroz de sushi, tofu salteado, palta, queso philadelphia, mango, alga nori y mix de sésamo tostado. Muy buena calidad de los ingredientes. Exquisito el tofu.

Las tablas de sushi de autor no son baratas, pero loco, es muy bueno. Por variedad, por calidad y por ejecución. Comí unas cosas exquisitas: langostinos en panko con praliné de castañas que son para volar.
Otros destacados: calamar crocante y verdeo, mariscos al fuego y salsa picante. Muchas texturas, diferentes sabores, y muy buenas salsas y tops. Los terminan a la vista en una barra y te podés acercar a ver. Los chicos son re copados y te explican todo.
La presentación es muy cuidada, flores comestibles y pickles de jengibre increíbles. Viene con muchísimo wasabi*, no le escatiman para nada.
*El wasabi es FUERTÍSIMO. Fue una sensación increíble, como un subidón que me hizo lagrimear y ver a través de un cono negro: recordé de inmediato la frase de Maslatón «existiendo el picante, no tiene ningún sentido drogarse». I feel you bro.

El destacado del combo veggie: roll de palta, mango y frutilla, panizado en panko y con salsa de maracuyá. Tropical y con exterior crocante.
También es apto celíacos pero no está garantizado que no haya contaminación cruzada aunque tratan de ser lo más prolijos posible. Me dijeron que lo aclaren cuando hacen la reserva por el sistema Meitre para tomar recaudos.
Postre: cheesecake de frutos rojos y volcán de chocolate. Estaban muy ricos pero a esa altura ya estaba casi ciego de comer.

Otro punto a favor: el lugar. Es un lindo local en un balcón frente al río Paraná con una vista bárbara, encima nos tocó una noche de luna llena. El ambiente es romántico e intimo: velas, iluminación baja, música house suave. Es relajante ver el agua a pocos metros y no hay contaminación sonora.
Es cómodo, espacioso, hay pocas mesas y están a kilómetros una de otra. Tienen un espacio para comer sentados en el piso en las mesas ratonas japonesas. El personal está muy tranquilo, el servicio es muy bueno y eficiente y la gente no grita. La pasás bien. Estuvimos 3 horas y se pasó volando. Eso sí: a las 12 te echan.
♫ Playlist sugerido: Japanese House Music.


por Nicolás Maggi