Dato para los que vienen a Rosario (o los que quieran ir a descansar no tan lejos): el Hotel Pullman tiene un desayuno muy bueno, pileta climatizada y otra exterior gigante, un spa bastante completo y las habitaciones están re equipadas. Y no es impagable para ser un 5 estrellas.
Fuimos a pasar la noche del viernes para hacer contenido y usamos todas las instalaciones. Primera cosa que me sorprendió: los espacios son enormes y el hotel es muy lindo. Segundo punto positivo: la atención de todo el personal es increíble. Gente muy bien capacitada.
Las habitaciones están bárbaras: mirá todo el espacio que tiene, hay escritorio para laburar, mesita, sillas, frigobar, golosinas y una tele curva gigante super moderna. La cama, las almohadas y las sábanas son de ultra nivel. Detalle lindo: nos dejaron unos bombones de cortesía.
Pero lo mejor de todo es el baño. Creo que si tuviera una casa con un baño así, no saldría nunca, viviría ahí adentro. Tiene bañera con hidromasaje, ducha aparte, un espectáculo. El porcelanato del piso es muy lindo pero peligroso, me resbalé y casi me mato.
Una vez que nos instalamos, fuimos directo a la pileta. La exterior está en obra (el clima tampoco estaba para ir, de todos modos) así que nos fuimos a la climatizada techada. Linda, con muchos juguetes de esos que tiran chorros a presión o hacen burbujas.
Después nos fuimos al sauna seco (tiene dos enormes), pasamos por unas duchas especiales que tienen (escocesa, otra que se llama rústica que te tira como un baldazo, y otra que te tira chorros desde el costado) y al final fuimos a una super flashera.
Se llama Hammam, es un baño turco de vapor muy intenso (y se sentían algunas hierbas), en un lugar lleno de azulejos, oscuro, con unas luces que van cambiando de colores. Es absolutamente psicodélico. Recomiendo mucho experimentarlo si van.
Después volvimos a la habitación y como nos sentíamos en una película, nos pedimos un champagne por room service. Nos trajeron la botella adentro de la frapera con las copitas, fue un gran momento.
Bajamos a cenar al All Day, el restaurante del hotel. Yo comí un asado a la riojana, que era una costilla estofada con arvejas, cebolla, pimiento y papas cuña. Estaba bien. Yemi se pidió unos panzottis de espinaca y queso cumplidores, ninguna locura. Esperaba un poquito más.
Antes, de entrada, comimos una sopa de calabaza y jengibre muy rica, cremosa, con buena textura, y un plato que era un medallón de provolone frito con hojas verdes que no se destacó para nada (le faltaban ingredientes que estaban en carta).
Tomamos un vino tinto (un Rutini) y un negroni correcto pero que vino sin rodaja de naranja. Para destacar: la cortesía. Te traen una especie de bagel de salvado con unos dips de queso crema, reducción de aceto y aceite de oliva excelente.
De postre pedimos una cosa rara que tenía chocolate, helado, frutos secos, whisky y café que no llegué a entender. Muy extraña la presentación. Era una mezcla de affogato y Don Pedro que no terminaba de ser ninguna de los dos. Pero estaba rico.
Después nos fuimos a recorrer las instalaciones y nos terminamos acostando medio tarde. Por suerte al otro día nos levantamos y teníamos el plato fuerte de todo hotel 5 estrellas que se respete: el desayuno.
Acá no decepcionó para nada. Buen nivel de variedad de cosas dulces y saladas. Yo ataqué esas bateas plateadas con tapa que guardan en su interior el tesoro en forma de huevos revueltos, bacon y salchichas grilladas.
Después fui en busca del fiambre, en especial jamón crudo, salame, queso roquefort, gruyere y otros. Tostadas de pan negro de masa madre, manteca, todo lo que hace bien al cuerpo y al alma. Para equilibrar un poco me llevé rodajas de fruta y tomates cherry. La cuota saludable.
De lo dulce también había para hacer una fiesta: churros, waffles, donuts, croissants, brownie, budines, pain au chocolat, muffins, pastelitos, muchos tipos de cereales, semillas, yogur, etc.
Muy buen desayuno, quizás podría tener algunas cosas mas exóticas/importadas pero recontra completo. Me quede con ganas de tener más espacio en el estómago para comer más.
Después de esto nos fuimos otra vez a la pileta y spa, y aprovechamos para ver las otras instalaciones que hay en la terraza. Tienen una sala de juegos con metegol, mesa de ping pong y kinder para chicos bastante linda.
También hay un gimnasio bastante bien equipado con máquinas de buena marca y en condiciones. Y canchas de tenis y paddle al aire libre (obviamente con jaula alrededor). Muy lindo todo esto. De buen hotel.
Bastante tarde, ya eran como las 15, fuimos a almorzar antes de irnos (tuvimos late check out a las 18, qué BENDICIÓN que te dejen irte tan tarde, lo amé) y otra vez me fui con la sensación de que el restaurante podría tener un poquito más de nivel.
Comí un plato de arroz bomba con abadejo y langostinos al que le faltó un toque más de punch en los sabores y condimentos. Yemi se pidió una burger vegetariana a la que también le hubiera venido bien algo de alma en la elección de los ingredientes.
A la hora del postre, esta vez sí el lugar me cerró la boca. Pedimos una degustación de postres argentinos que traía unos mini panqueques, queso y dulce, budín de pan y tres bochas de helado que estuvo buenísimo y muy bien presentado.
Al final aprovechamos el último rato para probar la bañera con hidromasaje. Qué lujo. Qué bien que viven los ricos que tienen esto en su casa. Fue un cierre perfecto de una experiencia placentera y dos días para desenchufarnos al 100%.
Precio: en su página dice 230k final la habitación doble pero yo he visto que en algunas plataformas a veces hay promos en los que se consigue por un poco menos.
Observación: el check in y el check out, que suelen ser momentos de estrés, fueron absolutamente cordiales y nos hicieron la vida muy fácil. Todo el personal con el que tuvimos contacto en el hotel fue 1000% amable. No suele pasar.
En síntesis: gran lugar para ir a descansar. Hotel lindo, cuidado, espacioso, muy bien atendido, con buenas instalaciones, detalles de nivel y un desayuno 8.5 puntos. La deuda: el restaurante debería estar más a la altura de la propuesta. Le falta un poco. Recomendado.
Texto: Nicolás Maggi
Fotos: Yemina Paz Menis


