Está todo oscuro. Mis dedos tocan botones de plástico, y un fulgor azul me ilumina la cara. Detrás del colchón sonoro de una base asincopada de los Beastie Boys se mezclan sintetizadores Midi y gritos de pelea. Siento que estoy en los 90 dentro de uno de esos queridos antros.

FICHA es un bar de arcades que abrió hace menos de un mes en Francia 811, el sueño de tres chicos que apenas pisan los 40. Hay luces negras, neones, sillones, camperas de cuero, tatuajes. Banquetas con pintas de cerveza apoyadas.

Es como un viaje en el tiempo a la niñez del 1 a 1, cuando contábamos las monedas para jugar, nada más que ahora nos podemos comprar todas las fichas que queremos. Y es una invitación a recordar. La nostalgia es un arma cargada de pasado.

La entrada es un rectángulo finito que da a un mostrador donde se compran las fichas (3×500 pesos), la comida y la bebida. Hay un par de taburetes y barras para consumir ahí abajo.

Para tomar hay birra artesanal, gin, vermut y fernet a precios populares. Para comer, super panchos con lluvia de papitas o burritos vegetarianos y con carne.

Una escalera lleva al segundo piso, donde sucede la magia. Al subir, los 10 arcades lo envuelven todo con su magnetismo: están el Snow Bros (el preferido del público femenino), Metal Slug, Captain Commando, y Cadillacs & Dinosaurios (a veces hay cola para jugar).

También está el Seibu Cup (el de fútbol en el que aparece Maradona con la porra), Wonder Boy, Tetris, Double Dragon y dos de pelea que viven ocupados: King of Fighters 97 y Street Fighter II. También hay una Family Game para jugar libre con dos joysticks.

El lugar tiene onda. La atmósfera sombría y la música queda muy bien para el tipo de local. Suena mucho hip hop y punk rock: NWA, 2Pac, The Clash, Stooges y Ramones. Hay muchos grupos de amigos y amigas, parejas y festejos de cumpleaños. Es lindo invitar a alguien a recordar.

Ficha abre todos los días, de lunes a domingo, de 18 a 2. Y por ahora tiene un caudal de gente importante. Al abrir los lunes, caen muchos gastronómicos. La idea es llevar más movida nocturna con eventos culturales, como duelos de DJs con casettes o discmans y música en vivo.

También quieren armar torneos y enfrentar a los campeones de otras ciudades como Insert Coin (Santa Fe) o el bar Destello (Buenos Aires). Y hacer un desafío local con los mejores jugadores de @Istanbul_bar, otro bar de Echesortu que arma competencias de juegos de lucha.

Hoy la intención es incentivar la participación de más chicas para equilibrar el público. Por eso están pensando en comprar una máquina de baile. Y quizás, si consiguen el aparato, lanzar uno con el Pump It Up o Dance Dance Revolution. Ese quizás rompería la convocatoria.

Detalle estético que me encantó: se juega con fichas posta. Las máquinas por ahí se comen alguna, pero los pibes no se la vuelan. Al toque la abren y te la devuelven o te dan otras.

Si quieren conocer más sobre la historia del bar, el proyecto y la voz de sus dueños (@ilovep8cho), pueden hacerlo en esta nota que escribí para el diario La Capital.
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