Hermosa apertura en Pichincha de Ohana (Alvear 473), que se suma a la sede del centro. Es un Tiki bar, un bar con esa estética tipo hawaiana y de las islas del Pacífico. Mucho traguito y unos sandwiches de focaccia gloriosos. Y no se bandean con los precios.

Arrancamos con un gin tonic con gin Bombay y un vermut Belgrano. El fuerte, y se nota el esmero, es en la bebida. Tienen tragos clásicos, de autor, birras de Nómada, vermut y vinos seleccionados por Calaveras y Vinitos que siempre es una garantía de proyectos boutique.

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Me gustan los lugares que tienen atmósfera de club de amigos más que de bar. No es sencillo de encontrar ni tampoco de construir. Pero a veces pasa y el local carga esa magia. Hay un ambiente de comunidad.

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El clima de camaradería del personal se extiende a los clientes y corren las bromas y las risas. Pasan rock nacional: Attaque, Intoxicados, reggae. La música adentro está un poco al palo y la gente habla alto. Afuera está más relajado.

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La especialidad de la casa son los tragos tiki en los vasos de cerámica con caras tan característicos de estos bares. Probamos el TIKI JUNGLE: ron Bacardi, campari, jugo de limón y ananá, almíbar. Dulce. Veraniego.

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Nachito mi amigo (el de Pastas Festín) se tomó un COCOLOCO, que además de ron Bacardi tenía ron Malibú de coco, almíbar, jugo de naranja y limón. Están buenos estos cócteles y es algo distinto.

En cuanto a la comida tienen cositas para picar, pizzas, burgers (con algún tinte hawaiano) y sanguches de focaccia. Yo fui por acá porque soy un gordo focaccia. Recomiendo que pidan dos, la corten al medio y compartan media y media, porque son grandes.

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Para mí esto fue lo mejor de la carta. Estaban espectaculares. Primero porque las focaccias son de Marzano, las mejores de Rosario. Crocante arriba, esponjosa en el medio, saladita.

En segundo lugar porque están bien armados los sabores: sin boludeces. Pedimos uno de jamón crudo, queso y manteca (gloria a Dios en el cielo) y otro de mortadela con pistacho, queso y tomates confitados que también estaba buenísima.

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Después nos pedimos una Pizza Ohana porque tiene pera, roquefort y nueces. Rica y original, aunque al lado de lo buena que es la focaccia de Marzano, a la prepizza quizás le faltó un poco más de magia. Está buena la muzza que usan. Nos llevamos la mitad.

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Dato relevante: muy buena veredita para los días más cálidos que se aproximan. Linda zona de Alvear (a metros de Urquiza) para sentarse. Muy tranqui. No hay muchos bares en esta zona.

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