Placeres de la vida: salir de laburar tipo 19 y merendarse un buen carlito con una coquita helada. El martes elegí el bendito carlito de carne braseada de Olaf, que es un escándalo con una cantidad de carne criminal con cebolla caramelizada, jamón, queso y barbacoa. Top 3.
Realmente es para compartir, pero en un día con hambre me como uno entero. Por qué está buenísimo: le meten relleno sin asco, la combinación de sabores y texturas, el pan crujiente que se banca el sanguche bien cargado, armadito y sin ceder.
Como estaba con un amigo y con uno nos quedamos cortos, pedimos para probar una propuesta nueva que nos vendió la moza. Es un pan de lomo bastante gordo, con bondiola desmechada, salsa BBQ, cheddar, panceta y cebolla caramelizada.
Esto tenía tanto pero tanto relleno que era imposible comer sin que se chorree carne por los costados. Casi una falta de respeto la voluptuosidad del sanguche. Muy sabroso, medio food porn, bien de gordo. Me baje dos servilleteros.
Detalles que me agradan: estaban pasando fulbo sin sonido y de fondo un recital de Oasis al palo. Buen clima de bar de los 2000.
TEXTO: Nicolás Maggi
FOTOS: Nicolás Maggi





