Era nuestro aniversario de casados y pensé en llevarla a mi mujer al Sunderland. Hacia años que no iba pero recordaba las vibes de madera, esa cosa medio inglesa portuaria y old money marítimo que me parecía que iba bien para una cita. Y la verdad: sigue impecable.

Primer punto: cuando te sentás te traen una panera variada para untar con hummus y una manteca especiada con anchoas.

Después (también de cortesía) unos bocaditos de mascarpone, jamón crudo, pickles de cebolla y uno creo que tenía pulpo.

Aunque estos lugares cobran cubierto, ya el hecho de atenderme así apenas me siento es un signo distintivo. Te predispone de otra manera para pedir. Te sentís bien tratado. Después el barman se acerco a la mesa a atendernos personalmente y preguntarnos que tomábamos.

Pedimos dos Mocktails que la verdad estaban increíbles. Es difícil pedir algo sin alcohol en un restaurante y que este bueno. Nos hizo unas combinaciones con almibares, soda, hierbas y frutas frescas (cítricos, frutos rojos) con jengibre. Hermoso.

De entrada pedimos una cosa muy loca que me pareció brillante. Era una rodaja de budín de nuez tostada al horno con medio camembert y pera asada arriba. Con nueces y almendras. Un espectáculo de texturas. La compartimos.

De principal me pedí la entraña a las brasas con una guarni de berenjena asada, rúcula y nueces. Bien el punto de la carne, la ensalada me gustó en cuanto a concepto pero hubiera preferido algo más suculento con base de puré de papas.

El Sunderland es conocido por ser frecuentado por artistas. Fontanarrosa era habitué y van muchos actores nacionales a cenar después de las funciones. Esta lleno de cuadros o platos firmados y fotos. Puede estar Julio Chavez, Gerardo Romano, Topa y Ricky Maravilla.

Yemi comió una ensalada a la que no le sacamos fotos así que derecho al postre. Crema catalana (estaba un poquito líquida, le faltó consistencia) pero era sabrosa y venía con un helado de canela fabuloso.

Yo pedí un parfait de miel con crocante de almendras que era como un almendrado premium con un helado sabor a miel. Me gustó mucho. Sutil. Bien trabajado.

Síntesis: buen lugar para ir a comer en un ambiente muy agradable en una zona distinta de Rosario en la que no hay NADA (más que el Wembley al lado) muy bien atendido, con una carta que está a la altura de los precios, más bien altos.

Había una pomelada y una limonada riquísimas, ideales para bancar el picante.

Texto por Nicolás Maggi.

Diseño y fotografía por Yemina Paz Menis.

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